Con este proyecto se buscó indagar sobre cómo los jóvenes perciben y viven sus cuerpos. La metodología utilizada se basó en un estudio de caso realizado en la UTU de Solymar Norte dada la variedad de los perfiles socioeconómicos de sus estudiantes. Las técnicas utilizadas fueron 6 grupos de discusión discriminados según sexo y nivel socioeconómico.
Como primera conclusión, resaltamos la percepción común entre todos los jóvenes observados en relación con sus cuerpos. El mismo aparece como algo separado del ser, destacándose una disyunción entre cuerpo y alma. A partir de lo anterior, encontramos una diferencia en las percepciones comparando por nivel socioeconómico: aquellos de nivel comparativamente más bajo, describen una visión del cuerpo como conjunto de órganos, tejidos y funciones; mientras que en sectores más altos, este aparece como medio para la interacción social.
Por otro lado, en los hombres se resalta la importancia del cerebro, como órgano generador de pensamientos, y una fuerte asociación con el ser.
Distinguimos en sus discursos, ciertos ejes diferenciadores, que estructuran sus relaciones cotidianas. Por un lado, se diferencian los jóvenes, en tanto portadores del derecho a tener cuerpo o un «físico», de los viejos, carentes de ese derecho. Y por otro, encontramos una marcada distinción entre hombres y mujeres, apareciendo el cuerpo de la mujer como objeto de deseo, y el hombre como poseedor del deseo por el cuerpo de la mujer.
Es común a todos los grupos la negación a usar tratamientos estéticos invasivos cuando resultan una amenaza para la Salud de la persona, pero en ningún caso se cuestiona el modelo de belleza al que apuntan estos tratamientos.
Por último pudo percibirse que el límite entre la esfera pública y la privada de sus cuerpos resulta ser un límite difuso.
Integrantes del equipo:
Mahira González
Lucia Groposo
Valentina Iragola
Docente orientador:
Sebastián Aguiar