El objetivo de la investigación fue encontrar los cambios y continuidades que experimentó el programa calle a partir de la nueva administración y la pandemia. En base al trabajo de campo realizado (análisis de discursos, lectura de documentos y entrevistas) se observa que el programa no ha sufrido cambios estructurales: nos encontramos frente a un panorama repleto de continuidades a la hora de pensar a los/as sujetos/as de intervención con énfasis en el paradigma individualizante. Esto significa abordar la temática calle como un fenómeno con un gran componente de responsabilidad individual de cada sujeto/a, sin problematizar su situación ni generando una autonomía significativa para estos/as. Con la actual administración se identifica la lógica del ahorro como una prioridad a la hora de pensar las políticas públicas, asimismo se agudiza el concepto de meritocracia y el enfoque asistencialista en las políticas destinadas a las personas que se encuentran en situación de calle. Por otra parte, se evidencia un escaso sustento teórico de quienes se encuentran en puestos de toma de decisiones. Estas afirmaciones se fundan en algunas respuestas políticas, como la creación de centros con más capacidad poblacional (colmenas y Veracierto) pero con menor cantidad de horas de equipo técnico, así como en las vivencias y sentires de trabajadores/as del programa de los ámbitos públicos y tercerizados.